Este autorretrato constituye el primer cuadro profesional de la artista. Lo pintó como regalo para su amante Alejandro Gómez Arias, que la había abandonado y a quien pretendía recuperar de esta forma. El digno retrato aristocrático refleja el interés de Frida Kahlo por la pintura italiana del Renacimiento. El cuello amanerado, extremadamente largo, recuerda representaciones de Parmigianino o de Amadeo Modigliani.
Autorretrato en Vestido de Terciopelo
jueves, 10 de enero de 2008
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